jueves, noviembre 01, 2012

+† Sutileza †+

Aquellos pasos se acercaban lentamente, resonando el eco producido entre entre el vacío del pasadizo en la vieja ciudad. La noche cubría parte de su rostro y su silueta se mostraba en la sobra producida por un faro a la distancia.

No era necesario girarse para sentirlo, aquel aura que emanaba lograba congelar incluso el aliento que tenia. Cuan poderosa criatura se encontraba tras de mi, y yo sin poder realizar movimiento alguno para escapar.

Aquella necesidad de estar cerca y sentir nuevamente el miedo perpetuarse a través de mi piel, lograba devolver parte de los recuerdos perdidos. El viento recogía mis cabellos y jugueteaba envolviéndolos y enredándolos delicadamente, entonces sentí su mano tocar mis cabellos. Acariciando cada hebra  sujetándolo delicadamente mientras intentaba ordenarlo. 

Pronto la lluvia comenzó a caer, cubriendo nuestros cuerpos de agua y aun ello no lograba que nos moviéramos  En silencio observe como nuestros reflejos aparecían bajo mis pies, y como su mirada se unía en la mía a través del reflejo. Aquellos grises ojos, que observe alguna vez con extrañeza y ahora me causaban ira, sin embargo lograban tranquilizar parte de la existencia que aborrecía.

Deslizo su mano a través de mis cabellos, hasta llegara  mi cuello y delicadamente acaricio la cadena de plata de la cual colgaba el regalo que hace años me había dado. Su aliento se volvió cercano y pude sentir el calor que emanaba, susurro algunas palabras en mis oídos mezclando la ira y la tristeza en cada una de ellas.

Sabia lo que deseaba, en ese corto encuentro logro transmitir mas de lo que hubiéramos dicho entre miles de palabras. Cerré los ojos deseando que aquel tenso ambiente desapareciera y se lo llevara el agua de la lluvia, pero aquello era imposible. Gael se encontraba tan cerca y nuestra distancia no se había reducido desde nuestro ultimo encuentro.

Gire mi rostro observándolo directamente, aquellos ojos grises que alguna vez lograron detenerme solo despertaban ahora la ansias de retarlo y abandonarle, desaparecer nuevamente y desgarrar mis recuerdos. Cuan importante resultaba observarlo, grabar cada detalle de su perfecto rostro  y odiarlo por permanecer sin decir palabra alguna.

Acaricio mi mejilla, deslizando su mano hasta llegar a mi colgante levantándolo hasta su altura. Una sonrisa curva apareció en su rostro y depositando un beso en el desapareció nuevamente entre las sombras. Aquella presencia desapareció  y el ruido de la lluvia pareció volverse mas intenso. Lo sabia, y estaba seguro de ello, cuanto odiaba aquella sutileza de sus actos para mantenerme presa en su treta.



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