lunes, abril 28, 2008

+][ †...Inusual...† ][+


La oscuridad de la noche, tenebrosa, cubría cada rincón de la pequeña ciudad en la que me encontraba. Llevaba horas, siglos, vagando de un lado a otro sobre mi vieja escoba de sueños, y las lágrimas que empapaban mis ojos me nublaban la vista haciendo el vuelo más y más peligroso, pero no podía parar, pues algo me inquietaba y perseguía desde la eternidad, erizando todo el vello de mi cuerpo.
De repente, en un movimiento fugaz, algo me golpeó precipitándome hacia el suelo a la velocidad de la luz. Todo mi ser se retorció en el suelo, condolido, y abrí mis ojos lentamente cómplice del terror que los acometía en esos momentos de incertidumbre.
Ante mi, una larga capa negra ondulante, azotada en grandes esperpentos por el viento. Era él, había perseguido a todas las brujas de mi linaje durante siglos y había dado conmigo siguiendo el olor de mi sangre hirviendo por el dolor de los últimos meses. Sobre la capa, una larga cabellera se extendía casi hasta las rodillas. Sus ojos, negros, se clavaron en mi como una dulce puñalada que me arropaba en una inquietud desconocida hasta entonces. Era un ser realmente hermoso pese a lo desgarbado de su figura y su cariz de animal en plena caza, y aún sabiendo que yo no era más que presa de una venganza arrastrada desde el pasado, no podía dejar de mirarlo y deleitarme con su belleza.
Con tan solo una de sus enormes manos consiguió levantar todo mi cuerpo, acercando lentamente mi cuello hacia sus colmillos que babeaban absortos en el manjar que le ofrecía la desnudez de mis curvas. Yo me dejé hacer, pues pese a que sabía que con tan solo un ademán de mi mano podría acabar con su inmortalidad, el magnetismo que evocaba en mi me hacía desear esos labios sobre cada parte de mi alma.
Su inicial dulzura me conmovió hasta tal punto que, tan solo por un segundo, deseé la muerte en sus brazos, pero pronto pude sentir sus colmillos clavándose y dejando surgir mi sangre en leves riachuelos de placer...Sentí todo su cuerpo combulsionarse y supe que tendría que elegir entre su tránsito al infierno o el mío...
La sangre de otras brujas vencidas y caídas, me chillaba desde su interior, suplicándome la salvación, y pude ver cómo toda su magia robada se tranmitía a mi ser de manos de aquel espectro de la naturaleza, haciéndome cada vez más poderosa. Y cuando estaba a punto de desfallecer, dejé bailar mis dedos que ordenaban silenciosos la salida del sol. Cerré los ojos, el calor de su cuerpo se hacía cada vez más insoportable, quemaba, y supe que cuando los abriera ya no estaría allí.
Lloré, lloré incansablemente su muerte, su dulzura, su hermosura, y hoy por hoy, conservo las marcas de sus colmillos en mi cuello en señal de lo que pudo y no fue, protestando por la injusticia del inframundo que condena a los inmortales a la lucha contínua de poder, al amor imposible...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

o.O si que escribes bien bichita, buenisimo tu blog me encanto, sigue asi si se puede si se puede!!! saludos byee....

Anónimo dijo...

muy bien,espero leer pronto aun mas